Mi observación hace referencia a las posibles interacciones entre los principios activos del hipérico y la ingesta de bebidas alcohólicas. Las hay, como sucede con cualquier otra sustancia inhibidora de la MAO, y basta hacer una búsqueda somera por internet para comprobar que algunas marcas así lo advierten, por ejemplo:
Según mi experiencia, cuando el organismo está bien impregnado de hipericinas (lo que es necesario para que esta planta despliegue sus bondades), el consumo de etanol, aun en dosis consideradas usualmente moderadas (como un tercio de cerveza o una copa de vino), se traduce en una disminución de los efectos euforizantes y, sobre todo, en resacas más pronunciadas y persistentes. No he investigado cuál puede ser el mecanismo implicado, pero mis sospechas van dirigidas hacia una interferencia con la enzima encargada de degradar el etanal o acetaldehído, la aldehído-deshidrogenasa, es decir, una suerte de «efecto antabus».
Recordemos que el etanal es un metabolito hepático del etanol y el principal causante de los desagradables efectos secundarios que provoca. No en vano, su toxicidad se estima que es es veinte veces superior al etanol, así que las razones para abstenerse de privar ganan fuerza siempre que se tome hipérico o alguno de sus derivados.
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Mi observación hace referencia a las posibles interacciones entre los principios activos del hipérico y la ingesta de bebidas alcohólicas. Las hay, como sucede con cualquier otra sustancia inhibidora de la MAO, y basta hacer una búsqueda somera por internet para comprobar que algunas marcas así lo advierten, por ejemplo:
https://www.dietisur.es/tienda/hipericon-100-comprimidos-500-mg-sotya/
http://www.mufel.net/plm05/19831.htm
La Agencia Española del Medicamento, sin embargo, no parece darse por enterada:
https://www.aemps.gob.es/informa/notasInformativas/medicamentosUsoHumano/seguridad/2000/NI_hypericum-perforatum.htm
Según mi experiencia, cuando el organismo está bien impregnado de hipericinas (lo que es necesario para que esta planta despliegue sus bondades), el consumo de etanol, aun en dosis consideradas usualmente moderadas (como un tercio de cerveza o una copa de vino), se traduce en una disminución de los efectos euforizantes y, sobre todo, en resacas más pronunciadas y persistentes. No he investigado cuál puede ser el mecanismo implicado, pero mis sospechas van dirigidas hacia una interferencia con la enzima encargada de degradar el etanal o acetaldehído, la aldehído-deshidrogenasa, es decir, una suerte de «efecto antabus».
Recordemos que el etanal es un metabolito hepático del etanol y el principal causante de los desagradables efectos secundarios que provoca. No en vano, su toxicidad se estima que es es veinte veces superior al etanol, así que las razones para abstenerse de privar ganan fuerza siempre que se tome hipérico o alguno de sus derivados.
Un saludo.